Dean Martin tuvo un pasatiempo salvaje antes de llegar a Hollywood y sus fanáticos no tenían ni idea

Con sus melodías, Dean Martin dejaba ver esa personalidad relajada que tenía. “Dino”, como lo llamaba su legión de fanáticos, era un tipo con estilo desenfadado, que le encantaba tomar una copa. Sin embargo, tras esa imagen seductora de “The King of Cool”, se escondían unos cuantos secretos.

Mucha fanaticada

¿Admiradores? Muchos. Su relajada presencia en los escenarios no solo atraía a las mujeres, los hombres también expresaban admiración por él. No podía ser de otra manera, porque siempre acompañaba su impresionante talento para cantar y actuar con dejos de humor y autodesprecio. Pero nadie, o pocos, conocían sus secretos. 

Diversidad de género

El propio Martin era consciente de la diversidad de género que caracterizaba a su público. De hecho, un día dijo que esto se debía a que nunca les cantaba a las niñas. Tal fue el impacto de estas palabras que Los Angeles Times recordó esta frase en el obituario que le dedicaron en 1995, tras su fallecimiento. 

Una amplia base de fans

Después de aquellas palabras, aseguró que les cantaba a todos sin preferencias. Quizás esa fue la clave de tanto éxito. Una fórmula infalible para que su base de fans fuera lo más amplia posible.

Completamente sin esfuerzo

No obstante, el éxtasis que causaba también se debía a que todo lo que hacía era tan natural, que parecía no esforzarse demasiado. The Dean Martin Show es un ejemplo de esto. El programa comenzó en 1965 y duró casi seis décadas. 

“Nada falso"

Los Angeles Times también citó lo que dijo sobre este caso. En aquel entonces, el éxito de su programa se lo adjudicó a la verdad. Sí, agregó que, a diferencia de muchos colegas, él no fingía en pantalla, ni jugaba a ser alguien que no era. Por lo que la gente estaba segura de que estaban recibiendo en sus casas al verdadero Dean Martin.

Trabajo duro

No obstante, esa imagen despreocupada guardaba algunas verdades desconocidas. Detrás de ese hombre fiestero y bebedor empedernido, había un ser comprometido con su trabajo a más no poder. Se ocupó arduamente para capitalizar sus habilidades y, aunque ensayaba muy poco, siempre era puntual. 

¿Un borracho empedernido?

¿Un borracho empedernido? El propio Martin lo admitió muchas veces con ingenio. En 2004, The Guardian citó algunas de sus frases sobre el tema en un artículo. “No estás borracho si puedes tumbarte en el suelo sin agarrarte” o “Estaba tan borracho anoche que me caí y perdí el piso”, fueron dos de las líneas que le atribuyeron.  

Rat Pack

Sin embargo, Dino era más comedido de lo que aparentaba. Ciertamente, ser miembro del Rat Pack, la pandilla de su amigo Frank Sinatra, lo hacía ver como un chico malo. Ahora bien, en su vida privada era mucho menos partidario del licor de lo que le hacía creer a sus fans. 

Con Sammy Davis Jr.

Incluso, era el primero en abandonar las fiestas salvajes del clan, al que también pertenecía Sammy Davis Jr y otros más. ¿Comenzar el día en el campo de golf? Esto también lo prefería antes que las continuas borracheras en las noches, reveló el periódico The Desert Sun en un artículo sobre Martin. 

Las apariencias engañan

Volvamos al alcohol. Si bien su imagen era la de un tipo medio borracho que se la pasaba con un cigarro y lo que parecía un highball en las manos, en realidad era todo lo contrario. Aparentemente, controlaba el consumo de licor mejor de lo que todos pensaban. ¡Recuerda que las apariencias engañan!

Cóctel de whisky

Y Sammy Davis Jr era su cómplice. The Desert Sun contó que en algún momento tomó un sorbo del whisky de Martin y dijo: "Si esto no me alisa el cabello, nada lo hará". No obstante, en realidad, el trago era otro. 

Bebida secreta

Realmente, el contenido de alcohol era cero. Lo que bebía era un juego de manzana hecho por S. Martinelli. Esta es una compañía que desde 1868, y hasta la actualidad, hace bebidas sin alcohol a base de esta fruta. 

Café y pastel

Su sobriedad impresionaba hasta a los invitados del programa. Todos llegaban al set esperando ver a un hombre fuera de sus cabales, que les ofreciera bebidas fuertes. En cambio, solo veían sobre la mesa café, pastel y juego de manzana, agregó Los Angeles Times.

Patti Gribow 

Otra faceta que sumó el propio Martin a su catálogo de mitos y leyendas, es la de mujeriego. Sin embargo, su corista y bailarina en los Golddiggers, en las décadas de 1970 y 1980, Patti Gribow dio información valiosa a The Desert Sun sobre este tema. 

Un chico tímido

Aseguró que Martin era un hombre amoroso y tímido. En el escenario aparentaba ser un cazador de faldas, un chico travieso y borracho que tenía el control de todo. Pero, cuando bajaba era todo lo contrario. 

¿Un borracho y un mujeriego?

Entonces, realmente sus fanáticos no lo conocían tanto. Mientras que las personas verdaderamente cercanas a él, sí vieron como en la realidad se desvanecía el popular bebedor y mujeriego para dar paso a un hombre totalmente diferente. Uno que se preocupaba por perfeccionar su talento y por encontrar la felicidad, tal vez en un campo de golf. 

Un profesional del golf

De hecho, alguna vez pensó que de tener el poder de regresar el tiempo, hubiese preferido ser un golfista profesional. Y de seguro, el éxito sería igual o mayor, porque jugaba una ronda casi todos los días. 

Infancia monótona

Entonces, ¿por qué tanto brillo y glamour hollywoodense? Muchos dicen que fue culpa de la infancia monótona que tuvo. Dino Paul Crocetti nació en 1917, en Steubenville, Ohio, en una familia de inmigrantes italianos. ¿Estudió? Por supuesto, junto a su hermano mayor Bill tuvo una educación convencional que incluyó un período como monaguillo. Su padre era barbero.

Bing Crosby

Desde muy jovencito comenzó con el canto. Su repertorio lo conformaban baladas tradicionales italianas y melodías folclóricas. No obstante, los tonos suaves de Bing Crosby eran su inspiración. De hecho, alguna vez dijo que cuando llegaba a la ciudad una película de él, no dudaba en verla durante todo el día, lo citó el sitio web Appalachian History.

Imitar al maestro

Martin aseveró que Sinatra y Perry Como también consideraban a Crosby como maestro. Incluso, antes de leer notas, lo imitaba y por eso aprendió a cantar. No obstante, antes de convertirse en una estrella internacional, vivió algunos sucesos sorprendentes. 

Kid Crochet

Fue boxeador. Era la ocupación más improbable que imaginaste para él, ¿cierto? Bueno, por cada pelea se ganaba $10. En el ring lo conocían como "Kid Crochet", aunque "Punchy” era su segundo sobrenombre. Rose Angelica conversó con Appalachian History sobre este último apodo. 

Abandono de décimo grado

Resulta que en su primer encuentro lo noquearon con el primer golpe. Por eso, sus compañeros lo llamaron “Punchy”, dijo Angélica. Pero, esto no fue un hobby cualquiera. A los 16 años, Martin abandonó sus estudios para dedicarse profesionalmente a este deporte. Lo hizo como peso welter. ¿Estadísticas? Parece que no era un maestro del ring.  

Marcas permanentes

De hecho, Martin reconoció que aunque le gustó, no duró mucho. Únicamente, peleó 12 veces y, como él dijo, las ganó todas menos 11. ¿Lesiones? Ese resultado adverso no fue lo único inolvidable. En su cuerpo quedaron otras marcas. Por ejemplo, una cicatriz en la frente, el dedo meñique de la mano derecha torcido y, supuestamente, la nariz rota. 

Un tipo duro

Todo eso, sin duda tuvo implicaciones en el futuro. Tom Dreesen, un comediante que durante la década de 1980 participó en los shows de Sinatra, dijo a The Desert Sun que Martin parecía un tipo tan duro, que no necesitaba hablar mucho.  

Un trabajo respetable

Claramente, nadie se esperaba que un niño que creció en un hogar católico, con una educación ítaloamericana convencional, dejara sus estudios para ir a boxear. No obstante, esto no lo cohibió de tomar otras decisiones iguales o más sorprendentes. Sin embargo, después de bajarse del ring, intentó hacer algo más respetable.  

No podía respirar

Trabajó con Weirton Steel, un importante empleador de Steubenville. ¿Resultados? Sentía que en ese lugar no podía respirar. Entonces, le reconoció a su hija Deana que eso no era para él. Ahora bien, ¿existía algo que sí lo hiciera sentir cómodo? 

Inframundo criminal

Después de descubrir que un trabajo regular no le convenía, decidió inmiscuirse en las actividades ilegales que en los años 30 abundaban en Steubenville. El contrabando, las apuestas y otros negocios del inframundo criminal lo absorbieron, contó Appalachian History. Ahí, aparentemente sí le fue bien, como pato en el agua. 

La tienda de cigarros Rex

Comenzó justo después de llegar de California. En esa ciudad vivió algún tiempo luego de dejar a Weirton Steel. Y cuando regresó a Steubenville, el juego y las apuestas ilegales le llamaron la atención. De esto se dio cuenta un tal Cosmo Quattrone, propietario de la tienda de cigarros Rex, quien lo contrató como crupier de blackjack y dados.

Unos dólares de más

Ahora bien, ahí tampoco fue el empleado ideal. Siempre intentó sumar unos dólares más a su pago habitual. ¿Estrategia? Compraba zapatos grandes, dos tallas más, y mientras trabajaba los iba rellenando de los billetes que le robaba a Sr. Quattrone.

Jungle Inn

Se mantuvo en esto por unos años más. Incluso, en 1939 cambió de antro. Específicamente, a uno que se llamaba Jungle Inn, ubicado en Youngstown, a unas 65 millas de su ciudad natal. Para cualquiera, estos pudieron ser años desperdiciados. Sin embargo, Martin no los consideraba así. Para él, ese tiempo sirvió para construir las bases de su futuro estrellato. 

La vida nocturna

Y es que llegó el momento en que podía visitar los clubes nocturnos que organizaban eventos con bailes y música en vivo. Tenía el dinero suficiente para no perdérselos y asistía con sus amigos. Una noche, visitó Walker's Café en Steubenville, en donde comenzó todo, contó a Appalachian History Louis "Lou King" DiSario, el animador de ese club.

El stickman

Cuando llegó, el cantinero lo reconoció. Al bar había llegado el stickman del club de la casa de apuestas y DiSario lo debía saber. Efectivamente, luego de terminar su acto, el animador se acercó y todo terminó en una noche de negocios, agregó. Evidentemente, Dino ya quería conocer más sobre la industria musical. 

La Orquesta de George Williams

De hecho, sabía lo que quería y sus amigos también. A los 17 años, fue a un club en Craig Beach, cerca de Youngstown, en donde se estaba presentando una banda llamada George Williams Orchestra. Tras algunas canciones, uno de sus camaradas decidió dar un paso importante. Se acercó a Williams y le preguntó si Martin podía cantar con ellos. 

Actuaciones amateur

El tipo no se negó y, por primera vez, Dino tuvo la oportunidad de presentarse en vivo. Lo hizo con "Oh Marie". Aunque la fama no llegó de inmediato, sus amigos lo alentaban a seguir con sus actuaciones amateur. Así fue el sutil comienzo de su lucrativa carrera. 

Un descanso necesario

Al final, las apariciones improvisadas lo ayudaron a aprender cómo pararse en el escenario. Dominó los éxitos de Bing Crosby y sus complicadas y tradicionales melodías. Además, afinó su presencia escénica. Luego, llegó un descanso necesario, sin saber lo que estaba a punto de suceder. 

The McKaymen

Resulta que una noche de 1939, Ernie McKay estaba disfrutando del show en el Jungle Inn. Le gustaba lo que veía y sentía con Martin encima del escenario. Ese hombre llegó de Columbus, OH, y era el director de la orquesta The McKaymen. Entonces, le ofreció un concierto regular con la banda, en un club que quedaba encima de un local de chop suey.

Restaurante State

¿Beneficios? Lo presentarían como el vocalista Dino Martini y ganaría $40 semanales. Nada mal. Incluso salió en las noticias. El periódico Columbus Evening Dispatch anunció en una de sus páginas un concierto que darían en el restaurante State. Prometían mucho entretenimiento para los visitantes. Justo era la publicidad que Martin necesitaba. 

La orquesta de Sammy Watkins

De esta manera, se fue superando. Al año siguiente llegó a la Orquesta Sammy Watkins. Con ellos, se presentó regularmente en el Vogue Room del Hotel Hollenden en Cleveland. Sin embargo, si bien su voz era genial, su nombre no. A Watkins, el líder de la banda no le gustaba el nombre italiano, así que lo comenzó a llamar Dean Martin. 

La nueva adquisición

Ahora, su pasado sí había quedado atrás. Lejos estaba el boxeador y las apuestas ilegales. Dino Crocetti se encontraba en donde quería, solo que con un nombre más popular. De hecho, la revista Variety le dedicó un espacio a su primer concierto en Vogue Room, señalando que la banda tenía una nueva adquisición: un tenor bajo y de modales agradables.